Tiempo de lectura: 2 min | dic 2020

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Winner Success Stories

La exitosa aunque sencilla idea que impulsa Share a Pot

El proyecto Share a Pot, apoyado por iF, empodera a las personas mayores de Singapur a través de una red de casi 200 voluntarios.

Para los iniciadores del proyecto comunitario Share a Pot de la República de Singapur, el iF SOCIAL IMPACT PRIZE y el premio en metálico de 10 000 euros en 2017 fueron solo el principio de una historia de éxito. Su concepto innovador, aunque tan sencillo, fue recompensado aún más en los Asian Elderly Care Awards de 2019. Tan Shi Hui, ejecutivo del proyecto, resume: "Desde el premio, Share a Pot ha acaparado más atención en los sectores sanitario y social, lo que ha dado impulso a nuestros esfuerzos por forjar alianzas y proliferar el programa."

La misión

La misión de Share a Pot es combinar sesiones de entrenamiento físico básico para personas mayores y la comida en común mediante, como el nombre del proyecto delata, compartir un plato de sopa. Detrás de todo ello hay una red de voluntarios de toda la ciudad, entre los que se cuentan funcionarios y enfermeros jubilados y monitores de fitness y vendedores de comida que aún trabajan.

Lo que empezó con seis empleados voluntarios en la fase piloto de 2014 ha evolucionado hasta contar con casi 200 empleados y voluntarios de la comunidad. Ahora el equipo espera destinar el dinero del premio iF al desarrollo de un sistema electrónico con el que los voluntarios puedan gestionar mejor las operaciones diarias y hacer un seguimiento más sencillo de los datos sanitarios de los participantes. Shi Hui afirma: "Como el coste de desarrollo es elevado, seguimos buscando una solución rentable para llevarlo a buen puerto."

El equipo

Tan Shi Hui (2ª fila, 2º por la izquierda) forma parte del personal de voluntarios que hacen posible que Share a Pot funcione como programa comunitario.

Por el momento, los voluntarios han conseguido difundir los actos comunitarios en 32 lugares una vez a la semana en la ciudad de Singapur, especialmente en zonas comunitarias cercanas a urbanizaciones gubernamentales, y se han dedicado además a orientar a nuevos lugares en el proceso de establecimiento. Según Shi Hui, más de 1.700 participantes, con una media de edad de 70 años, se habían inscrito en Share a Pot, hasta que la pandemia de Covid-19 suspendió temporalmente el programa.

El gran éxito de Share a Pot podría atribuirse a que el proyecto aborda temas estigmatizados como la fragilidad física y el aislamiento social. De hecho, Singapur es una sociedad multicultural y que envejece rápidamente, en la que proyectos como Share a Pot forman parte de un plan de acción a escala nacional ya puesto en marcha que pretende empoderar a las personas mayores. "Lo que hemos observado es que cuando los mayores tienen el espacio para ofrecer sus puntos fuertes, descubren su sentido de la identidad y su propósito", afirma Shi Hui y continúa: "Se convierten en miembros valiosos de la comunidad, superan el estigma social que rodea al envejecimiento y desarrollan un mayor sentido del bienestar"

Aunque el equipo de Share a Pot ha decidido suspender el programa debido a las medidas del gobierno contra la pandemia, han surgido soluciones creativas dentro de la comunidad, como grupos de fitness en línea, cocinar a pequeña escala para compartir comida con los vecinos y chatear a través de aplicaciones de mensajería. "Estamos deseando reanudar las actividades habituales y nos animan estas historias tan impactantes. Nos ha demostrado que establecer relaciones durante periodos que no son de crisis tiene un efecto duradero", relata con orgullo Shi Hui. El iF SOCIAL IMPACT PRIZE tiene como objetivo publicar y apoyar proyectos que contribuyan a nuestra sociedad. En 2017, Share a Pot perteneció a un total de seis proyectos que recibieron apoyo financiero de iF.